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¡8 Tratamientos que Funcionan para la Bulimia Nerviosa!

¿Bulimia?. Hay quienes se atracan de comida más allá de la saciedad. Luego vomitan, se medican o se ejercitan en exceso para evitar la ganancia de peso.

A este comportamiento se le conoce como bulimia nerviosa. Es uno de los tres desordenes alimenticios descritos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales junto a la anorexia nerviosa y al trastorno por atracón.

Estos desordenes alimenticios se asocian con un amplio rango de enfermedades psiquiátricas y somáticas.

La bulimia nerviosa es un trastorno muy complejo, sin un origen fisiopatológico concreto. Suele afectar especialmente a personas jóvenes de países occidentales.

Tiene una importante incidencia en las esferas gastrointestinal, nutricional y mental, sin mencionar las consecuencias sociales que acarrea.

Bulimia

La prevalencia de bulimia nerviosa es de 0,28%. La tasa de episodios ronda los 3 casos por cada 100.000 personas.

Por desgracia se han llegado a reportar incidencias de hasta 300 por cada 100.000 habitantes en adolescentes y mujeres jóvenes entre los 16 y los 20 años.

Tristemente, la edad de aparición de este trastorno está descendiendo, encontrando pacientes desde los 9 años.

¿Que es la bulimia? Síntomas de la Bulimia Nerviosa

Síntomas de la bulimia

La bulimia nerviosa es un desorden alimenticio grave, con cierto potencial fatal.

Su principal signo es la ingesta de una gran cantidad de comida en un periodo corto de tiempo, seguido por prácticas que buscan evitar la ganancia de peso.

De acuerdo con la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, publicado en el 2015, la Bulimia Nerviosa se describe como:

  • Episodios recurrentes de atracones (comer compulsivamente).
    • Estos episodios suelen durar menos de 2 horas.
    • Ocurren al menos una vez por semana durante 3 meses consecutivos.
    • La cantidad de comida es significativamente mayor a la que cualquier individuo necesita.
    • Falta de control durante estos episodios.
  • Comportamientos compensatorios para prevenir el aumento de peso.
    • Vómito autoinducido.
    • Uso inadecuado de laxantes, diuréticos u otros medicamentos.
    • Ejercicio excesivo.
    • Ayuno prolongado.
  • Visión alterada de la forma corporal y peso.

El diagnóstico de la bulimia nerviosa suele hacerse gracias al propio reporte de los síntomas por parte del paciente.

A diferencia de la anorexia, no hay signos obvios de pérdida de peso. La persona que sufre de bulimia sabe que se está haciendo daño y que su comportamiento es perjudicial.

Por desgracia la vergüenza y querer mantener la enfermedad en secreto evitan la divulgación de los síntomas y retardan el inicio del tratamiento.

La bulimia nerviosa suele acompañarse de otras enfermedades mentales, como trastornos del humor y de ansiedad.

Es particularmente preocupante la alta incidencia de suicidios entre los jóvenes que sufren de este desorden alimenticio.

La tasa de autólisis es mayor que en la anorexia nerviosa.

Más de la mitad (53%) de los adolescentes con diagnóstico de bulimia nerviosa ha pensado alguna vez en suicidarse. Además, más de una cuarto de ellos (17%) ha hecho uno o más intentos.

Causas de la Bulimia

Aunque el término Bulimia fue acuñado recientemente – en 1979 por el psiquiatra inglés Gerald Russell – su estudio data de mucho más tiempo atrás.

Gracias a estos estudios, en la actualidad se sabe que este trastorno puede tener varias causas combinadas, entre las que se cuentan:

Alteraciones hormonales

La razón de este trastorno puede hallarse en una deficiencia hormonal. La colecistoquinina es una hormona que se produce a nivel intestinal cuando los alimentos grasos pasan del estomago al duodeno, donde la bilis ayuda a procesar esta grasa.

Mientras dura este proceso digestivo, el estómago no se vacía por completo, manteniendo la sensación de plenitud por más tiempo e inhibiendo los deseos de comer.

Cuando hay un déficit de colecistoquinina, el vaciado estomacal es más rápido y la persona siente hambre de forma precoz y urgente.

También se cree que la colecistoquinina actúa directamente sobre los centros del hambre y la sed a nivel del cerebro, potenciando así el apetito cuando la hormona escasea.

Hay evidencia de reducción de ingesta alimentaria cuando esta hormona es administrada de forma exógena a animales de experimentación y seres humanos.

Algunos ensayos clínicos han analizado los niveles de colecistoquinina en personas con peso normal que sufren de bulimia y los han comparado con personas sanas.

Los resultados muestran valores más bajos de esta sustancia en las personas con bulimia.

De hecho, el tratamiento con colecistoquinina externa parece prometedor. También algunos antidepresivos que ayudan a elevar los niveles de la ya mencionada hormona.

Otra hormona que podría estar relacionada con la incidencia de bulimia es la oxitocina.

Esta neurohormona tiene relación con la ingesta de alimentos. Así como con el funcionamiento emocional, cognitivo y social del individuo.

Si bien no se han encontrado diferencias importantes en los niveles de oxitocina de personas sanas al compararlos con pacientes bulímicos, sí existen datos de mejoría clínica posterior a la administración de oxitocina exógena.

Alteraciones intestinales

La microbiota intestinal, o la presencia normal de algunas bacterias en el intestino, juega un rol fundamental en los sistemas:

  • Inmunológico.
  • Gastrointestinal.
  • Endocrinológico e incluso mental.

Estas bacterias también contribuyen a la regulación fisiológica del apetito, pudiendo modificar la sensación de llenura y saciedad.

La naturaleza molecular de este mecanismo no se conoce por completo. Algunos metabolitos elaborados por esta microbiota parecen imitar a varias de las hormonas que regulan la saciedad.

Además, parecen influir en el comportamiento de ciertos neurotransmisores de acción central, como la dopamina y la serotonina.

Estos juegan un rol importante en la sensación de satisfacción y cuya alteración se ha relacionado desde hace décadas en la génesis de la bulimia nerviosa.

Factores Genéticos

Como para muchas otras enfermedades, una serie de estudios genéticos se están llevando a cabo alrededor del mundo para tratar de vincular los desórdenes alimenticios con algún trastorno genético.

Por ahora, pese a lo limitado de los datos, los resultados parecen prometedores.

De hecho, las últimas propuestos fisiopatológicas sobre el origen de la bulimia nerviosa hablan de una combinación de causas genéticas, ambientales, nutricionales, inmunológicas y endocrinológicas para explicar este trastorno.

Los principales defectos genéticos que han podido asociarse con la bulimia nerviosa tienen implicaciones en los procesos digestivos del individuo.

Desde déficits hormonales hasta disfunciones de los órganos del aparato gastrointestinal, todas las alteraciones que se pueden ver en la Bulimia Nerviosa tienen algún defecto genético relacionado.

Consecuencias de la Bulimia Nerviosa

Consecuencias de la bulimia

El origen multifactorial de esta enfermedad trae consigo muchas consecuencias en el organismo desde el punto de vista médico. Entre los sistemas más afectados por la bulimia nerviosa tenemos:

  • Aparato gastrointestinal
    • Boca
    • Esófago
    • Estómago
    • Intestinos
  • Aparato cardiorrespiratorio
  • Sistema endocrinológico
    • Alteraciones menstruales
    • Disminución del potasio en sangre
  • Esfera mental
    • Ansiedad
    • Imagen corporal alterada
    • Depresión
    • Migraña

La mayoría de estas complicaciones están asociadas con el vómito autoinducido.

Desde la boca, con un incremento en la incidencia de aftas mucosas y caries dentales, hasta perforaciones esofágicas y estomacales, los síntomas gastrointestinales son los más frecuentes.

El paso del vómito hacia las vías aéreas puede ocasionar dificultad respiratoria, infecciones pulmonares y hasta neumotórax o neumomediastino.

Los pacientes bulímicos tienden a sufrir depresión y ansiedad. De hecho, estas patologías son las primeras en ser tratadas para que las demás no aparezcan.

Los médicos suelen enfocarse en el manejo de los trastornos mentales a través de terapia psíquica.

Algunas alteraciones menstruales pueden observarse en mujeres bulímicas como consecuencia de problemas hormonales.

La disminución del aporte de calorías por los vómitos recurrentes puede comprometer el peso del individuo y su salud en general.

Sin embargo, la visión del cuerpo no está tan alterada como en los pacientes con anorexia, aunque no deja de haber una percepción anormal del mismo.

Tratamiento de la Bulimia Nerviosa

La bulimia nerviosa, como casi todos los trastornos alimenticios y patologías psiquiátricas, tiene un enfoque terapéutico multifactorial. El manejo de la bulimia nerviosa incluye:

  • Tratamiento no farmacológico para la bulimia nerviosa
    • Terapia cognitiva – conductual
    • La terapia interpersonal
    • Terapia cognitiva – afectiva
    • Terapia psicodinámica
    • Psicoterapia de soporte
  • Tratamiento farmacológico para la bulimia nerviosa
    • Antidepresivos
      • Fluoxetina
      • Trazodona
    • Otras drogas
    • Hormonas
      • Colecistoquinina
      • Oxitocina
      • Estrógenos

Tratamiento no farmacológico

Terapia cognitiva conductual

Terapia conductual contra la bulimia

La terapia cognitiva – conductual es el pilar fundamental del tratamiento psicológico tanto en adolescentes como en adultos que sufren de bulimia nerviosa.

A través de ella se intenta que los pacientes entiendan que su enfermedad tiene un importante componente mental y si llegan a controlarlo, los síntomas mejorarán sustancialmente.

Terapia interpersonal

terapia interpersonal

En ocasiones, los pacientes bulímicos y anoréxicos reciben tratamiento en conjunto.

Estas terapias grupales sirven para intercambiar experiencias, terapias alternativas y para hacer amistades.

A este tipo de tratamiento se le conoce como “terapia interpersonal” o “intercambio de síntomas”, y los resultados son positivos.

En estos encuentros también pueden participar familiares o personas cercanas, lo cual es especialmente útil en adolescentes y personas jóvenes.

Terapia cognitiva afectiva

terapia afectiva contra la bulimia

La participación de seres queridos en las sesiones de psicoterapia es cada día más aceptada y alentada.

Este tratamiento no solo provee psicoeducación básica sobre la bulimia, sino que orienta a la familia en su rol por restaurar las prácticas alimenticias regulares.

En la terapia familiar y la cognitiva – afectiva, se llevan a cabo sesiones grupales y otras individuales, las cuales permiten saber cómo funciona el núcleo familiar en conjunto y el paciente de forma individual.

Terapia psicodinámica

Terapia psicodinámica

La terapia psicodinámica intenta que el paciente asuma algunas características de su enfermedad que hasta el momento son inconscientes y de esta forma, tratar de darles solución o al menos controlarlas.

Si bien no es fácil de explicar ni de entender, la terapia psicodinámica su puede resumir en el conocimiento del verdadero Yo de cada paciente, para así comprender sus problemas.

En ocasiones, estas sesiones se realizan sin la presencia del terapeuta o a “silla vacía”, para estimular el autoanálisis.

Psicoterapia de soporte

Cuando las personas terminan por entender el componente mental de su desorden alimenticio, el tratamiento psicoterapéutico es mucho más sencillo.

A partir de ese momento, solo necesitan terapia de soporte, con sesiones cortas y menos intensas, que ayuden a mantener la estabilidad mental de la persona.

Tratamiento farmacológico

Antidepresivos

Los médicos encargados de los pacientes con bulimia nerviosa pueden ser:

  • Psiquiatras.
  • Internistas.
  • Gastroenterólogos,

Estos suelen indicar medicamentos para complementar la psicoterapia, sobre todo en aquellos casos de difícil manejo.

Las drogas usadas con más frecuencia son los antipsicóticos o antidepresivos, como la fluoxetina.

Varios ensayos clínicos realizados en adultos y en adolescentes combinaron una dosis de fluoxetina de 60 mg diarios con terapia cognitiva.

La medicación fue bien tolerada y todos los participantes mantuvieron su tratamiento durante las semanas que duró el estudio.

Todos estos ensayos mostraron disminución en el número de atracones y de los comportamientos compensatorios.

Sin embargo, el cese de la medicación fue complicado, con una alta tasa de recaída y exacerbación de los síntomas bulímicos.

La trazodona es un antidepresivo aprobado por la FDA para el tratamiento de la depresión mayor.

Sin embargo, entre sus usos distintos al de la depresión, se encuentra la bulimia.

Una dosis inicial de 50 mg parece tener efectos positivos sobre el paciente con desórdenes alimenticios. La somnolencia y sedación asociados a su consumo pueden comprometer su administración.

Otras drogas

Drogas antiepilépticas como el topiramato y la zonisamida están siendo estudiadas actualmente como parte del tratamiento alternativo de la bulimia.

Lo mismo ocurre con un antagonista de los opioides, la naltrexona. Esta, en años recientes ha demostrado su utilidad en el manejo de ciertos trastornos alimenticios.

Esto sucede cuando se combina con otros medicamentos y con terapia psicológica.

Hormonas

Como ya se mencionó en apartados anteriores, la terapia hormonal ha tenido resultados satisfactorios en el manejo de la bulimia nerviosa.

La administración de colecistoquinina exógena demostró descenso en la incidencia de atracones y evitó los vómitos y diarrea autoinducidos. De este modo se convirtió en una verdadera alternativa terapéutica para este trastorno.

Ahora bien, la colecistoquinina no es un fármaco de uso habitual ni se consigue fácilmente en cualquier farmacia.

Solo existe una presentación en polvo liofilizado de 75 unidades. Su uso aprobado es para estudios diagnósticos de enfermedades gastrointestinales, como alteraciones pancreáticas y hepáticas, y no con intención terapéutica.

De hecho, no tiene indicaciones como tratamiento de enfermedad alguna por parte de la FDA.

La oxitocina es mucho más fácil de conseguir, pero no tiene aprobación para su uso en el manejo de la bulimia.

Recordemos que la oxitocina exógena es utilizada primordialmente como inductor o acelerador del parto, para controlar la hemorragia uterina post parto y para la evaluación de la capacidad respiratoria del feto como parte de la prueba de reactividad fetal.

En animales de experimentación, la oxitocina administrada directamente en el cerebro atenúa la ingesta de alimentos y reduce el peso corporal.

En humanos, la oxitocina intranasal ha mostrado efectos prometedores en el manejo de la anorexia. Aún no existen estudios grandes que justifiquen su utilización en la bulimia.

Se cree que las alteraciones en la serotonina pueden jugar un rol importante en la fisiopatología de la bulimia nerviosa.

De hecho, muchas mujeres que sufren de bulimia tienen niveles altos de testosterona. Esta hormona es prevalentemente masculina, que disminuye la captación central de serotonina.

Para contrarrestar los efectos de la testosterona, estas pacientes recibieron píldoras anticonceptivas con alto contenido de estrógenos.

Los síntomas de la bulimia disminuyeron, así como otros signos asociados a la misma.

Sin embargo, son necesarios nuevos estudios para verificar estos resultados ya que en la actualidad los datos al respecto son muy escasos.

Anorexia y Bulimia

La principal diferencia entre la anorexia y la bulimia es la pérdida de peso significativa que existe en la primera y que no es habitual en la segunda.

Recordemos que en la anorexia hay una restricción real en la ingesta calórica. Esto esdebido a una percepción alterada del propio cuerpo, lo que hace al paciente sentirse y verse obeso.

En la bulimia, la visión del cuerpo no está tan alterada. Por otras razones, la persona ingiere grandes cantidades de comida de forma compulsiva.

Bulimia, como prevenirla

como prevenir la bulimia

La bulimia nerviosa es un trastorno alimenticio cuya importancia no ha sido asumida aún por el mundo científico.

De hecho, parece ser más un problema social que médico y esta apreciación dista mucho de la realidad.

La peor parte del problema es que la población afectada suele ser la más joven y menos tendiente a buscar ayuda.

Por ello la prevención es lo más importante y en esta tarea la familia juega un papel fundamental.

  • Cuando se detecta algún signo de inseguridad o baja autoestima en algún miembro de la familia, se le debe brindar apoyo inmediato.
  • Hay que promover una dieta equilibrada en caso de sobrepeso y enaltecer las virtudes del familiar comprometido.
  • Debemos hacer entender a las personas que la figura corporal no es lo más importante en la vida. Además de que no se debe creer todo lo que aparezca en las redes sociales y medios de comunicación con respecto al aspecto físico.

Los factores ambientales son los más fáciles de modificar para prevenir la bulimia.

El sitio de trabajo o de estudio debe ser amigable, sin la presencia de elementos multimedia que puedan resultar perturbadores.

Por último, la información es esencial. Conocer el problema, sus complicaciones y tratamiento puede ayudar a prevenirlo.

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Artículo revisado y aprobado por el Dr. Nataniel Josué Alvarez.